Londres, 3 de noviembre de 2007.
Londres es una ciudad a la que me tengo prometido volver. Tiene un 'algo' especial. El ambiente de Picadilly Circus, la tranquilidad de Hyde Park, el primer Hard Rock café, el East End, las maravillas del British Museum, el cambio de guardia en Buckingham Palace...
Sin embargo, llega una hora, cuando ya no hay sol, que se convierte en la ciudad más en calma de toda Inglaterra (seguramente no, pero da esa impresión). Los metros se quedan casi vacíos, los bares se cierran y el barco que navega por el Thames hace su último viaje del día.
I'll back.
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